Existe, de un tiempo a esta parte, una inmensa expectación sobre la implantación masiva de sistemas de generación eléctrica basados en la tecnología fotovoltaica en Argentina. Este interés partió originalmente de la promulgación de la Ley Nº 26.190 y, sobre todo, de la Ley Nº 27.191, que modificaba la anterior. Como es sabido, estas leyes nacionales no son obligatorias para las provincias. Hasta la fecha la adhesión a estas leyes ha sido desigual, así más de 15 provincias se han adherido, mientras que otras o bien han manifestado su deseo de no hacerlo o bien se encuentran en trámites para completar la adhesión. En el este informe de “Linea Verde” se puede encontrar más información al respecto.
El resultado tangible más importante de estas leyes ha sido el programa de promoción de energía renovables RenovAr, aprobado con la idea de que aportara una ayuda significativa al objetivo de cubrir con el energías renovables el 8% del total de la demanda eléctrica en Argentina antes de finalizar el 2017 y un 20% antes del 2025. El programa RenovAr es, a grandes rasgos, un sistema de licitación basado en el precio al que se genera la energía, mediante el cual la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) se comprometé a retribuir la energía inyectada a un precio fijo durante 20 años.
Hasta la fecha el programa RenovAr ha tenido tres rondas; en ellas, la energía fotovoltaica ha conseguido licitaciones con una potencia total de 400 MW, 516.2 MW y 816.3 MW a unos precios medios de 59.75 $/MWh, 54.94 $/MWh y 42.84 $/MWh respectivamente. Como se puede observar, a medida que el programa ha ido avanzando la potencia fotovoltaica licitada ha ido aumentando a unos precios cada vez más reducidos.
Figura 1. Potencia instalada y precios medios de contratación de instalaciones fotovoltaicas de RenovAr
La primera central fotovoltaica construida en el marco del programa RenovAr se inaugurará probablemente en el mes de mayo, se trata del parque fotovoltaico de Nonogasta, que tiene una potencia de 35 MW y utiliza seguidores de un eje para maximizar la captación de irradiación solar. Durante la construcción se ha detectado la necesidad de disponer de personal cualificado en energía fotovoltaica, es decir, ya que una de las dificultades ha sido “la falta de desarrollo de contratistas con experiencia en el sector que nos ha llevado a internalizar muchas tareas que inicialmente creíamos que íbamos a tercerizar”. Una necesidad que sí fue cubierta satisfactoriamente fue “la proximidad a poblaciones importantes que permitan el correcto abastecimiento de servicios auxiliares y componentes menores. En el caso de la construcción del parque de Nonogasta, la cercanía a Chilecito fue un factor muy positivo.” Todas estas experiencias y una adecuada formación sin duda aportan el conocimiento necesario para poco a poco ir reduciendo los precios sobre potencia y energía inyectada. Con esa expectativa en mente, el Ministerio de Energía y Minería anunció que en el último cuatrimestre del 2018 se abrirá la ronda 3 de RenovAr.
Figura 2. Proceso de montaje de los módulos sobre los seguidores a un eje de la central de Nonagasta (fuente: Energía Estratégica)
En todo caso, el impulso definitivo que necesitaba el sector renovable en Argentina lo ha iniciado la sanción de la Ley Nº 27424 de Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la Red Eléctrica Pública; en esta Ley (que, bajo nuestro punto de vista, puede ser un instrumento enormemente valioso para la implantación de sistemas de generación renovable y, en concreto, fotovoltaica, en Argentina) destacan, entre otros, los siguientes aspectos:
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El derecho de todo usuario de la red de distribución eléctrica a instalar un generador de energía eléctrica renovable (por ejemplo fotovoltaica) con una potencia nominal menor que la que tenga contratada
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Recibir una retribución en función de la cantidad de energía inyectada proveniente del generador de energía renovable en la red de distribución. Dicha retribución será, en general, descontada de la factura eléctrica del usuario.
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La intención de fomentar beneficios promocionales en forma de bonificación sobre el costo de capital para la adquisición de dispositivos de generación energética distribuida de origen renovable.
Resumiendo, la ley pretende fomentar el uso e instalación de las energía renovables por medio de la implantación de cierto tipo de balance neto, esto es: que el usuario pueda, sin cargos impositivos, tanto consumir la propia energía que se produzca como inyectar el excedente a la red siendo compensando con ellos. El alcance real de la presente Ley se concretará cuando se apruebe, por una parte la reglamentación, que parece será antes del verano y, por otra, a medida que las diferentes provincias se adhieran a ella. En todo caso, todo indica a que el impacto en el sistema eléctrico tanto en conocimiento como en empleo será grande.
Independientemente del proceso de adhesión a la Ley Nº 27424, muchas de las provincias tienen ya hace tiempo una legislación normativa sobre energía renovable y, especialmente, energía fotovoltaica; algunas de ellas (como Mendoza, Misiones, Salta, San Luis , Neuquén y Santa Fe), incluso tienen reglamentado un mecanismo de balance neto parecido al que la Ley nacional pretende implantar, aunque el éxito de las normas han tenido un resultado desigual. Por ejemplo, en Santa Fe, el programa se llama “Prosumidores” y es válido para instalaciones de menos de 1.5 kW para las cuales la energía inyectada es retribuida con una tarifa promocional durante 8 años y descontada de la factura eléctrica. El programa requiere la instalación se haga bajo ciertas condiciones técnicas obligatorias a fin de preservar la seguridad eléctrica a usuarios y operarios.
Figura 3. Esquema unifilar impuesto como condición técnica para las instalaciones fotovoltaicas dentro del programa «Prosumidores».
Por su parte, en la provincia de Salta, aunque la Ley provincial Nº 7.824 y la Resolución 1.315/14 hablan de mecanismos de balance neto, en la práctica se trata de una retribución “feed in tarif” es decir del pago de una prima a la energía inyectada; con todo, los pocos instaladores cualificados de la zona ya han emitido alguna queja sobre las trabas administrativas que se encuentran a la hora de legalizar una instalación.
En cuanto a la energía fotovoltaica instalada en Argentina hasta el 2016, era bastante reducida de unos 8 MW en todo el país; sin embargo, durante el 2017 tanto las pequeñas instalaciones distribuidas como algunas medianas además de la primera central fotovoltaica bajo RenovAr se han ido instalado. Las perspectivas de instalación para el 2018 son buenas, ya que se espera los proyectos licitados vayan construyéndose, entre otros la mega central de Caucharí. El impacto en el empleo de todas estas iniciativas se estima será de decenas de miles de nuevos empleos.
En conclusión, en Argentina se están tomando iniciativas adecuadas y efectivas para desarrollar un mix energético basado en renovables que aporte resiliencia, autonomía y mitigue los efectos del cambio climático y el descenso en la extracción de crudo. Con todo, y aunque el paso de fuentes de energías contaminantes a renovables es imparable en todo el mundo, que Argentina sea protagonista de este cambio dependerá de la voluntad política de los gobiernos, de la formación de profesionales y de la apuesta de los organismos provinciales, de las empresas, cooperativas y distribuidoras eléctricas por esta tecnología de presente y futuro.
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